Hace apenas unos días, Jennifer Svedberg-Yen, guionista principal de Clair Obscur: Expedition 33, confirmó en una entrevista que el juego no cuenta con un final canónico. Según sus palabras, la narrativa fue diseñada para evitar una respuesta única, optando en su lugar por dos desenlaces que invitan a la reflexión y generan un conflicto moral en quien juega. La idea, explicó, era alejarse de la estructura clásica de «bien contra mal» y explorar la ambigüedad de las decisiones humanas, donde ninguna opción es completamente correcta ni errónea.
Svedberg-Yen compartió que muchos jugadores le preguntan cuál es el «final correcto» o cuál prefiere ella personalmente. Su respuesta es clara: no existe uno. Ambos finales, aseguró, fueron escritos para provocar emociones intensas y contradictorias, donde cada elección conlleva consecuencias significativas. «Ninguno es perfecto. Ambos tienen momentos que te reconfortan y otros que te generan un vacío«, comentó. Esta dualidad, según la guionista, es el corazón de la experiencia, donde el costo emocional de cada decisión es igual de real y doloroso.
Una narrativa sin respuestas fáciles
El enfoque de Clair Obscur: Expedition 33 no se limita a presentar un conflicto superficial entre héroes y villanos. Svedberg-Yen destacó que tanto el protagonista como el antagonista son personajes con motivaciones profundas y genuinas, donde el conflicto surge precisamente de su preocupación mutua.
No es una historia sobre malentendidos o villanos sin matices. Es sobre personas que se enfrentan porque ambas creen, con razón, en lo que defienden.
Esta ambigüedad, añadió, es lo que hace que los jugadores se identifiquen con perspectivas opuestas y, en algunos casos, incluso discutan acaloradamente sobre cuál es el desenlace más justo.
La guionista también mencionó que algunos jugadores le han confesado haber pasado horas debatiendo internamente antes de tomar una decisión. Para ella, esto demuestra el éxito del diseño narrativo: el juego no impone una verdad absoluta, sino que invita a cada persona a interpretar los hechos desde su propia experiencia. «Los jugadores interactúan con la historia y deciden, según sus valores, cuál es el final que más resuena con ellos«, explicó. Esta libertad, según su visión, es una de las mayores fortalezas de los videojuegos como medio, donde la agencia del jugador define el significado último de la trama.
La elección como reflejo del jugador
Uno de los aspectos más elogiados por Svedberg-Yen es cómo el juego estructura su clímax. A diferencia de otros títulos donde el protagonista toma una decisión moral en solitario, en Expedition 33 la elección gira en torno a con qué personaje —Verso o Maelle— se alinea el jugador, ambos ya con sus propias convicciones definidas. Esta mecánica, según la guionista, hace que la decisión se sienta más orgánica y menos forzada, como si el jugador estuviera eligiendo un camino basado en su conexión emocional con los personajes, en lugar de responder a un dilema abstracto.
Aunque los finales han sido descritos por muchos como desgarradores, Svedberg-Yen cree que esa amargura es parte esencial de la historia. «Es agridulce porque deseas un cierre feliz, pero al mismo tiempo entiendes que no puede existir sin un coste«, reflexionó. Para ella, el verdadero poder del juego está en su capacidad para permanecer en la mente de los jugadores mucho después de terminarlo, cuestionando no solo las decisiones del juego, sino también las propias convicciones sobre lo que está bien o mal.