A estas alturas, ahorrar para hacerte con una de las nuevas bestias verdes de NVIDIA, no parece una gran idea. Y es que la serie RTX 50 SUPER podría quedarse en el tintero. Y no por falta de ganas de la compañía, sino porque el mercado de las memorias GDDR7 está más seco que un desierto en agosto. Según el medio taiwanés UNIKO’s Hardware, la escasez de módulos de 3 GB —esenciales para estas GPU— es tan crítica que NVIDIA estaría valorando tirar la toalla con modelos como la RTX 5070 SUPER, la 5070 Ti SUPER y hasta la 5080 SUPER. Vamos, que podríamos quedarnos sin la próxima generación de tarjetas gráficas antes incluso de que lleguen a las tiendas.
El problema no es solo que falte memoria, sino que la que hay se la están rifando otros segmentos. NVIDIA, como buena empresa que mira por sus intereses, podría guardar los pocos chips GDDR7 que consiga para sus líneas más rentables: las GPU para portátiles (donde el margen es jugoso) y las pro RTX PRO 6000 Blackwell para centros de datos y estaciones de trabajo de empresas con el bolsillo bien lleno.
2026: ¿el año en que el PC gaming se convierte en un lujo?
La crisis no es nueva, pero ahora mismo está en su peor momento. La culpa, en parte, la tiene el boom de la IA y los centros de datos, que devoran memorias RDIMM y HBM como si no hubiera mañana. Como la capacidad de fabricación de semiconductores no da para más, los fabricantes han virado hacia donde huele el dinero: productos empresariales de alto margen. ¿Resultado? La GDDR7, memoria que necesitamos para que nuestras tarjetas gráficas no se queden en slideshow mode, brilla por su ausencia. Y no es un problema solo de NVIDIA: AMD y el resto de marcas que dependan de esta tecnología podrían sufrir lo mismo hasta, como mínimo, bien entrado 2026.
Pero hay más. Incluso la GDDR7 de 2 GB, que en teoría debería ser más accesible, está subiendo de precio como la espuma. Y si a esto le sumamos que CPU, RAM, SSD y hasta los discos duros están por las nubes, el panorama pinta feo, muy feo. No es solo que las RTX 50 SUPER puedan cancelarse; es que, si al final ven la luz, costarán un riñón (o los dos). Y eso, en un mercado donde los gamers ya estamos acostumbrados a apurar el presupuesto, es un game over en toda regla. Mientras, NVIDIA sigue sin confirmar ni desmentir nada, dejando a los usuarios en ese limbo tan incómodo: ¿esperamos a ver si llega algo mejor, o nos conformamos con lo que hay?
Consejo de amigo, comienza a ahorrar
La escasez de GDDR7 no se solucionará de la noche a la mañana, y mientras tanto, el resto de componentes siguen encareciéndose. No es solo que las RTX 50 SUPER puedan desaparecer; es que, si llegan, lo harán en un mercado donde montar un PC decente costará más que un viaje a Japón. Y eso, para muchos, es la gota que colma el vaso. Porque, al final, ¿de qué sirve tener una tarjeta gráfica de última generación si luego no te puedes permitir el resto del equipo?
Mientras, las alternativas no pintan mucho mejor. Las GPU para portátiles, aunque priorizadas, también sufrirán esta escasez, y las tarjetas profesionales… bueno, esas ya estaban fuera del alcance de la mayoría. Queda la esperanza de que NVIDIA encuentre una solución de último momento —como reciclar stock de GDDR6 o retrasar los lanzamientos hasta que la situación mejore—, pero por ahora, el silencio es ensordecedor. Así que ya sabes: si tenías planeado actualizar tu PC en 2026, empieza a ahorrar… o a rezar para que el mercado de segunda mano no se dispare también.


