Trabajar en una fábrica de muñecas parece un plan tranquilo, pero Dollmare va a dejarte claro que no podrías estar más equivocado. El último juego de terror psicológico de Almost Done Games y Feardemic acaba de aterrizar en PlayStation 5, Xbox Series X|S, PlayStation 4, Xbox One y Nintendo Switch por solo 4,99€. Originalmente lanzado en PC vía Steam el 24 de octubre de 2024, el título llega ahora a consolas con una premisa tan sencilla como escalofriante: necesitas el dinero, aceptas un turno nocturno en una fábrica de muñecas y, spoiler, nada sale como esperabas.
Lo primero que sorprende de Dollmare es lo que no hace. Aquí no hay jump scares baratos, ni monstruos corriendo tras de ti, ni combates desesperados por sobrevivir. No es ese tipo de terror. Es algo más insidioso, una sensación constante de que algo va mal, de que estás donde no deberías, de que cada muñeca que inspeccionas podría ser la última cosa «normal» que ves antes de que todo se tuerza. Los desarrolladores —que, irónicamente, confiesan tener demasiado miedo para jugar a otros títulos de terror— han creado una experiencia que se clava en la piel sin necesidad de gritos. Solo tú, una cinta de producción interminable y la certeza de que, en algún momento, algo va a pasar. Y cuando pase, no será bonito.
Inspecciona, obedece y rezar para no romperte
Tu trabajo en Dollmare es, en teoría, simple: revisar muñecas en busca de defectos. Pero pronto te das cuenta de que los «defectos» van mucho más allá de un ojo torcido o una costura mal hecha. Algunas se mueven cuando no las miras. Otras susurran. Otras simplemente te observan, como si supieran algo que tú ignoras. Y lo peor no es lo que ves, sino lo que intuyes: que hay reglas en esta fábrica que nadie te ha explicado, protocolos que debes seguir sin cuestionar, y un misterio que se enreda alrededor de cada esquina oscura. ¿Que por qué sigues? Porque el alquiler no se paga solo, y porque, en el fondo, necesitas saber qué demonios está pasando aquí.
Cada partida en Dollmare es distinta. No hay una secuencia de eventos fija, ni un guion predecible. Lo que te encuentres —o lo que te encuentre a ti— depende del momento, de tus decisiones y, probablemente, de cuánto estés dispuesto a ignorar las señales de que deberías largarte ya. Explorar la fábrica se convierte en un acto de equilibrio entre la curiosidad y el instinto de supervivencia: ¿abres esa puerta que cruje? ¿sigues el sonido de risitas lejanas? ¿o prefieres hacer como que no has visto nada y rezar para que tu turno acabe pronto? La tensión no viene de lo que sabes, sino de lo que presentes que algo va a salir mal. Y, tarde o temprano, siempre sale.


