El mundo de los videojuegos despierta hoy con una noticia que duele: Tomonobu Itagaki, el carismático y polémico creador de sagas como Ninja Gaiden y Dead or Alive, ha fallecido. La noticia llegó primero a través de una publicación en Facebook, pero fue James Mielke quien la corroboró en Bluesky, dejando claro que no se trataba de un fake o un malentendido. Itagaki, conocido por su estilo rebelde, sus gafas de sol eternas y su actitud de «luchador incansable«, se despidió con un mensaje en redes que, traducido, rezaba: «Mi vida ha sido una serie de batallas. Seguí ganando. También he causado muchos problemas. Estoy orgulloso de decir que seguí mis creencias y luché hasta el final. No me arrepiento de nada». Palabras que, sin duda, definen a un tipo que nunca se rindió, ni siquiera cuando la industria le dio la espalda.
El mensaje, escrito en un tono que mezcla orgullo y melancolía, también incluía una disculpa a sus fans: «Me arrepiento muchísimo de no haber podido ofrecerles un nuevo trabajo a todos. Lo siento«. Un detalle que demuestra que, pese a su imagen de «bad boy» de los videojuegos, Itagaki siempre tuvo presente a quienes le seguían. Y es que, aunque en los últimos años su figura había quedado algo eclipsada, su legado es imborrable. Ninja Gaiden (especialmente su renacimiento en Xbox con Black y Sigma) y Dead or Alive no solo definieron una era, sino que marcaron a generaciones enteras de jugadores. Era un tipo que no tenía pelos en la lengua —recordemos sus luchas con Sony y su preferencia por Xbox—, pero cuya pasión por los juegos era innegable. Ahora, con su muerte, se va una de las personalidades más únicas y controvertidas de la industria.
Un legado que trasciende consolas y polémicas
Itagaki no era solo un desarrollador: era un showman, un tipo que desafiaba las normas y que, para bien o para mal, siempre decía lo que pensaba. Su estilo provocador desde sus declaraciones contra PlayStation hasta su salida de Tecmo en 2008 le granjeó tanto admiradores como detractores. Pero más allá de las polémicas, su trabajo habló por sí solo. Ninja Gaiden (2004) revolucionó los action games con su dificultad brutal y su sistema de combate ultrapreciso, mientras que Dead or Alive combinó lucha espectacular con un estilo visual que aún hoy sigue siendo icónico. Incluso cuando sus proyectos posteriores, como Devil’s Third, no tuvieron el mismo éxito, su huella en la industria quedó grabada a fuego.
Lo irónico y triste a la vez, es que su fallecimiento llega justo cuando PlatinumGames está a punto de lanzar Ninja Gaiden 4 (el 25 de octubre), un juego que, aunque no cuenta con su participación, revive la saga que él hizo grande. Itagaki no estuvo involucrado en este nuevo capítulo, pero es imposible no pensar en él al ver a Ryu Hayabusa volver a la acción. Como señalaba Mielke en su mensaje de despedida: «Su producción será recordada por los jugadores de todo el mundo«. Y es cierto. Porque, al final, más allá de las consolas, los piques o los escándalos, Itagaki nos dejó juegos que marcaron época. Juegos que, incluso hoy, siguen siendo referentes. Juegos que, en el fondo, eran un reflejo de él mismo: duros, desafiantes y llenos de actitud.
Este es el mensaje de despedida compelto:
Últimas palabras
La luz de mi vida finalmente se está apagando.
El hecho de que este mensaje se haya publicado significa que finalmente ha llegado el momento. Ya no estoy en este mundo.
(Le pido a un ser querido que haga esta última publicación).
Mi vida ha sido una serie de batallas. Seguí ganando.
También he causado muchos problemas.
Estoy orgulloso de decir que seguí mis creencias y luché hasta el final.
No me arrepiento de nada.
Sin embargo, me arrepiento muchísimo de no haber podido ofrecerles un nuevo trabajo a todos mis fans. Lo siento.
Así es como es.
Así es como va.
Un adiós entre el orgullo y la nostalgia
El mensaje de despedida de Itagaki, escrito como si fuera un último tuit desafiante, resume bien quién era: un luchador hasta el final. «Así es como es. Así es, va», escribió, como si incluso en su adiós quisiera dejar claro que no había espacio para la autocompasión. Pero entre líneas también hay tristeza, especialmente en ese «lo siento»igido a sus fans por no haber podido darles «un nuevo trabajo». Porque, al final, pese a su imagen de «tipo duro», Itagaki era un creador que amaba lo que hacía y que, en el fondo, siempre quiso seguir sorprendiendo.
Algunos personajes como Katsuhiro Harada o Marty O’Donell han expresado sus condolencias a este genio:
No way, Itagaki-san
you said, “Let’s grab a drink sometime,” didn’t you?
I don’t believe it. I don’t.— Katsuhiro Harada (@Harada_TEKKEN) October 16, 2025
Saddened to learn of the death of a fellow game developer Tomonobu Itagaki. I had a wonderful time with him in Rome back in 2016. We both had the privilege of shipping a launch title for the XBox. pic.twitter.com/lV4TtPFcdr
— Marty O'Donnell (@MartyTheElder) October 16, 2025
Ahora, solo queda recordar su legado. Y, por qué no, volver a jugar a sus juegos para revivir esa mezcla de frustración y éxtasis que solo un Ninja Gaiden o un Dead or Alive saben provocar. Porque, al fin y al cabo, ese era el verdadero regalo de Itagaki; juegos que no te dejaban indiferente, que te desafiaban y que.
Descansa en paz, maestro.