Bienvenido a Duckov, un mundo donde la ley del más fuerte —o del más listo— es la única que importa. Aquí no hay segundas oportunidades, al menos no sin un coste, y cada decisión cuenta. Si acabas de aterrizar, olvídate de ser el héroe: tu único objetivo es sobrevivir. Pero no te preocupes, porque con la mentalidad adecuada y un par de trucos, incluso el pato más novato puede convertirse en un Rumbler temido. Eso sí, prepárate para sudar, porque en Duckov, el error se paga caro. Hoy te presentamos una pequeña guía para principiantes con consejos para que no te vuelvas loco en las primeras partidas.
Esta guía está basada en mis más de 40 horas que llevo jugadas al juego, así que como yo ya soy veterano y tú no, será mejor que sigas mis consejos. Antes que nada, comencemos por describir al juego un poco, te dejo mi análisis que es más profundo, pero si no quieres leerlo, groso modo Escape From Duckov se basa en un concepto sencillo: entras, saqueas y sales vivo. Pero entre el punto A y el B hay un millón de formas de morir, desde un scavenger enfurecido hasta una trampa mal colocada. El primer error que cometen los principiantes es aferrarse a su equipo como si fuera sagrado. Aquí no hay lugar para el gear fear: si no lo usas, no sirve para nada. Esa armadura de nivel 3 que guardas «por si acaso» podría salvarte la vida en una incursión de nivel 2. Y si la pierdes, bueno, es parte del juego. Cada muerte es una lección, un patrón de enemigo aprendido o una trampa que ya no te pillarán por sorpresa. Así que respira hondo, equipa lo mejor que tengas y acepta que en Duckov, morir es solo el principio del aprendizaje.
Misiones primero, botín después
Cuando empiezas, es fácil dejarse llevar por la codicia: ver un cofre brillante al fondo del mapa y lanzar una carrera suicida hacia él. Error. Tu prioridad número uno son las misiones de Jeff y los demás NPC. No solo te darán oro, planos y recursos, sino que desbloquearán mejoras permanentes para tu base y habilidades que marcarán la diferencia entre vivir para contarlo o acabar como comida de scavengers. Y hablando de misiones, recuerda que sobrevivir es ganar. Si entras en Ground Zero con una pistola Glick y sales con 500 de oro, componentes y un plano nuevo, has tenido éxito. No necesitas llenar la mochila hasta los topes; a veces, lo inteligente es retirarse a tiempo.
Y si la muerte te alcanza (que lo hará), no entres en pánico. Duckov te da una segunda oportunidad para recuperar tu botín, pero solo una. Si caes dos veces seguidas, adiós a todo para siempre. Así que, si vas a por tus cosas, hazlo con el equipo más básico posible. Nada de arriesgar tu loadout principal por recuperarlas; a veces, dejar ir es más sabio que insistir.
El arte de saquear sin morir en el intento
En Duckov, el botín lo es todo, pero la avaricia es tu peor enemiga. Memoriza qué objetos valen la pena —el oro, las llaves, los componentes electrónicos— y qué es basura que solo ocupa espacio. Si tu mochila está al 60-70% de capacidad con cosas útiles, es hora de largarse. Quedarse un minuto más por «ese cofre de allá» es la forma más rápida de acabar con una bala en la cabeza. Y si hablamos de eficiencia, domina los atajos: bloquea tus objetos valiosos con la tecla L (para que no los vendas o tires por error) y marca los de misión con la tecla N. También aprovecha los contenedores y los rigs (chalecos) para ampliar tu inventario. Porque, al final, un pato bien organizado es un pato que sobrevive.
Pero no todo es saquear. Duckov también es gestión de recursos, y tu base es el corazón de todo. Sin un Workbench (mesa de trabajo), estás perdido: es lo primero que debes construir para fabricar, reparar y mejorar tu equipo. Y no te olvides de las habilidades: «Backpack Expert» y «Survival Instinct» son imprescindibles para llevar más carga y aguantar un poco más los golpes. Porque, al final, tu base no es solo un refugio, es tu línea de vida. Sin ella, no hay progreso, no hay mejoras y, lo que es peor, no hay escapatoria de este infierno de plumas y balas.
Combate: esquiva, apunta y reza
En Duckov no luchas contra otros jugadores, sino contra una IA que no perdona. Cada enemigo tiene un patrón, y aprenderlo es tu mejor arma. Los Scavengers cargan como toros: esquívalos con un rodar (espacio) y remátalos cuando se detengan. Otros te dispararán desde lejos: busca cobertura y no te expongas. Y, por el amor de Dios, asigna atajos a tus curas. Si te pones a buscar un Herat en el inventario mientras te disparan, ya estás muerto. La regla de oro: dispara a la cabeza. No solo hace más daño, sino que es clave para completar misiones tempranas.
Pero, sobre todo, siempre ten un plan B. Tu arma principal puede encasquillarse, quedarte sin munición o, simplemente, fallar en el momento crítico. Lleva siempre un backup: una pistola sencilla, un palo de madera, cualquier cosa que te permita salir con vida. Porque en Duckov, la victoria no es matar a todos, es escapar con lo que has ganado. Y si lo consigues, aunque sea con una pistola rota y medio muerto, habrás ganado el derecho a volver a intentarlo.
