Si te va lo retro, lo arcade y los juegos que adictivos, tienes que echarle un vistazo a Battle Ram. Y no, no es un chollo cualquiera: está gratis en IndieGala por tiempo limitado, gracias a su programa Freebies. Así que si te apetece probar algo diferente, rápido y con un toque absurdo (en el buen sentido), esta es tu oportunidad. Eso sí, date prisa, porque cuando IndieGala dice «por tiempo limitado», no está bromeando: un día estás a tiempo, y al siguiente, el juego vuelve a costar pasta. Además el juego se ofrece sin DRM, es tuyo para siempre y no necesitas usar ningún launcher para juhgarlo.
¿Y de qué va este Battle Ram? Imagina un laboratorio ultrasecreto donde unos científicos, en un alarde de creatividad cuestionable, han creado el arma definitiva: un carnero de batalla. No es un robot, no es un soldado, es un cordero con más ganas de embestir que un toro en Pamplona. Tu misión es sencilla: controlar a este ovino kamikaze con el ratón y chocar contra robots en una arena. No hay armas, no hay poderes especiales, solo tú, tu carnero y la ley del embiste. La gracia está en que, aunque parezca un juego tonto, es más difícil de dominar que un Dark Souls con los ojos cerrados. Tiene ocho niveles, pero aquí está el truco: si pierdes, vuelves al principio. Sí, como en los juegos de Dendy de los 90, donde la dificultad era una trampa disfrazada de diversión.
Un juego que engaña: fácil de entender, difícil de dominar
Battle Ram es de esos juegos que te enganchan con su simplicidad, pero que luego te hacen sufrir como si estuvieras en un gym el día después de Año Nuevo. Las reglas son claras: mueves al carnero con el ratón, embistes a los robots y evitas que te destruyan. Suena fácil, ¿verdad? Pues no te confíes. La dificultad está en la precisión: un error de cálculo y tendrás que empezar desde el nivel 1. Otra vez. Y otra. Y otra más. Es el clásico esquema de «fácil de aprender, imposible de dominar», como el Tetris o el Flappy Bird, pero con un carnero como protagonista.
Eso sí, el juego no sería lo mismo sin su banda sonora alegre y rítmica, que te hace sentir como si estuvieras en una feria de pueblo pero en plan cyberpunk. La animación, aunque sencilla, tiene su encanto, con un estilo que recuerda a esos juegos flash de principios de los 2000 que te hacías adicto en el recreativo. Además, puedes elegir entre varios modos: puzle, arcade, deporte (sí, embestir robots es un deporte aquí) y ajustar la dificultad. Pero no te engañes: aunque elijas el modo «fácil», el juego sigue siendo un reto. Eso sí, cuando por fin superes un nivel, la satisfacción será tan grande como la de un speedrunner batiendo su récord.