El éxito de Sonic Racing: CrossWorlds (más de un millón de copias vendidas, nada menos) por desgracia no traer otra era dorada para el erizo azul, Sonic Rumble de Rovio ha llegado para recordarnos que no todo lo que brilla es oro. Sí, los creadores de Angry Birds han decidido meterse en el mundo de Sonic, pero el resultado no está siendo precisamente un éxito de crítica. De hecho, en Steam el juego tiene una valoración «Mixta» con solo un 44% de opiniones positivas (y eso que hay 1.418 reseñas). Vamos, que si esto fuera una carrera, Sonic estaría patinando sobre su propia sombra.
El problema no es que el juego sea injugable (se puede disfrutar sin gastar un euro, todo hay que decirlo), sino que la monetización es tan agresiva que hasta el Doctor Eggman parecería un filántropo al lado. Hablamos de skins que cuestan hasta 60 dólares, un sistema gacha que te tienta en cada esquina, pases de batalla, suscripciones y movimientos especiales que, oh casualidad, se desbloquean con pasta. Como bien dice un usuario en Steam: «¿En qué mundo pagas más por dos skins aquí que por un juego completo como Sonic Racing?«. Y es que, cuando el modelo de negocio huele más a casino que a videojuego, algo va mal. Pero, ojo, que Rovio no es nuevo en esto: ya nos tienen acostumbrados a los microtransacciones desde los tiempos de Angry Birds.
¿Un Sonic sin alma? Los jugadores no perdonan
Pero el tema de la monetización no es lo único que ha enfadado a los fans. Resulta que Sonic Rumble es un híbrido entre battle royale y juego de fiesta, pero con un problema gordo: no se siente como un Sonic. Los jugadores se quejan de que, aparte de los personajes, casi nada del ADN de la saga ha llegado a este juego. No hay velocidad desbordante, no hay ese flow de los clásicos, ni siquiera una física que recuerde al erizo que todos conocemos. En su lugar, tenemos «botones redondos enormes que ocupan toda la pantalla» (sí, como si estuvieras jugando con los dedos de un gigante) y un sistema antitrampas a nivel de kernel que más de uno ha tachado de invasivo.
Y no acabamos aquí. Los usuarios también reportan retrasos al recoger objetos (algo imperdonable en un juego de acción) y una sensación general de que esto podría haber sido mucho mejor. Como dice otro crítico: «Es como si hubieran cogido la licencia de Sonic, le hubieran quitado todo lo divertido y lo hubieran rellenado con mecánicas de móvil». Vamos, un Sonic en nombre, pero no en espíritu. Y, para rematar, ni Sega ni Rovio han dicho ni mu sobre posibles parches o mejoras. Eso sí, con un pico de 5.465 jugadores simultáneos, quizá les dé igual lo que opine la comunidad de Steam. Al fin y al cabo, el mercado móvil es donde están los grandes números, y ahí las valoraciones no suelen importar tanto.


