Xbox ha hecho saltar las alarmas de la comunidad al anunciar un aumento de precio del 50% para el nivel más alto de su popular servicio de suscripción, Game Pass, elevándolo a 27 eurazos al mes. Este cambio, y otros en los planes del servicio, dan pistas de que el ambicioso impulso de Xbox en el streaming aún no genera los ingresos esperados, incluso ocho años después de su lanzamiento.
El anuncio provocó una rápida y fuerte reacción en línea. El gobernador de California, Gavin Newsom, atribuyó el aumento a los aranceles del presidente Donald Trump, y el minorista de videojuegos GameStop se burló de la medida, sugiriendo que los clientes estarían mejor comprando juegos en sus tiendas.
La paradoja de la adquisición de Activision y $300 millones en ventas perdidas
El aumento de precios y los ajustes de Game Pass reflejan una tensión interna en Xbox. Si bien el servicio ofrece títulos populares, como los provenientes de la adquisición de Activision Blizzard en 2023, la disponibilidad en la suscripción está mermando las ventas de juegos con mayor margen de beneficio, como la franquicia Call of Duty. Según ex empleados de Xbox familiarizados con las estimaciones internas, la compañía renunció a más de 300 millones de dólares en ventas de Call of Duty en consolas y PC el año pasado debido a Game Pass.
Game Pass no ha generado el crecimiento explosivo que Microsoft esperaba después de Activision, y se han dado cuenta de que sus costos de infraestructura no se alinean con su modelo de precios.
Afirmó Joost Van Dreunen, fundador de la firma de análisis de videojuegos Aldora. Un portavoz de Xbox declinó hacer comentarios.
El alto coste de la estrategia «Día Uno»
Game Pass debutó en 2017 a un precio de 10 al mes por más de 100 juegos antiguos. Un año después, Xbox tomó una decisión audaz y controvertida a nivel interno: ofrecer sus propios juegos nuevos el día de su lanzamiento a los suscriptores sin pagar un solo euro.
Esta medida cambió radicalmente el modelo tradicional de la industria, donde los juegos nuevos se vendían por 60 a 70 euros, generando ganancias adicionales a través de actualizaciones y compras dentro del juego. Shannon Loftis, ex vicepresidenta de Xbox Game Studios, señaló en LinkedIn que la mayor parte de la adopción de juegos en Game Pass se produce «a expensas de los ingresos minoristas».
El acuerdo de 69 mil millones para comprar Activision Blizzard, la mayor adquisición de videojuegos de la historia, tenía como una de sus razones clave la incorporación de nuevos títulos a Game Pass. Sin embargo, si bien incluir juegos como Call of Duty fue un gran atractivo para los suscriptores, no impulsó las ventas minoristas de Xbox como se esperaba. La última entrega, Call of Duty: Black Ops 6, a pesar de ser el juego más vendido en Estados Unidos, vio que PlayStation se comió ella sola el 82% de esas ventas.
Sony, por el contrario, mantiene sus grandes lanzamientos nuevos fuera de su servicio de suscripción, PlayStation Plus, el mismo día de su lanzamiento, una estrategia que parece proteger mejor las ventas minoristas de alto margen. El aumento de precio sugiere que Microsoft está reevaluando la sostenibilidad de su modelo de Game Pass, buscando alinear los costos de infraestructura con un flujo de ingresos que, hasta ahora, no ha logrado el «crecimiento explosivo» que la compañía esperaba.